Inicio Entretenimiento «Omphalos», de Damien Jalet, se presenta en el Conjunto Santander de Guadalajara

«Omphalos», de Damien Jalet, se presenta en el Conjunto Santander de Guadalajara

0
«Omphalos», de Damien Jalet, se presenta en el Conjunto Santander de Guadalajara

[ad_1]


Damien Jalet es un alquimista del cuerpo y de la danza. En sus bailes, los cuerpos se fusionan en la mitología y lo desconocido, en cuerpos que dejan de ser cuerpos y se transforman en quimeras, en formas bicéfalas, en figuras que trascienden lo humano y se mezclan con lo pagano, con lo desconocido, con lo eterno. 

El coreógrafo belgo-francés regresa a Guadalajara por primera vez desde el 2018, para traer «Omphalos» una obra, en palabras de su creador, «bastante difícil de hacer». En «Omphalos», partiendo de un enlace mitológico entre México y Europa, se escarba entre historias abandonadas, creadas desde la observación del cosmos, reaccionando ante un imaginario indígena sobre las ruinas de un símbolo contemporáneo de la ciencia y la comunicación.

En entrevista exclusiva con EL INFORMADOR, Damien Jalet nos cuenta sobre su visión sobre la mitología, el cosmos, el baile y el cuerpo humano. 

En «Omphalos», creaste un nuevo mito de los rituales de las mitologías europeas y mesoamericanas. ¿Cuáles son los elementos de Mesoamérica que incorporaste a este nuevo trabajo?

ESPECIAL

Estaba interesado en crear una pieza que no estuviera referenciando ningún mito directamente. El comienzo de esta creación viene de encontrar similitudes entre un mito que puedes encontrar en Grecia, y un mito que está conectado con la creación de México. Me pregunto muchas cosas sobre el subconsciente humano. Estos mitos fueron creados en momentos en que esos países no tenían ninguna conexión, así que el asunto era una reflexión del subconsciente humano, qué tan específicas las culturas pueden ser, pero también qué resonancias universales puedes encontrar en ellas.

Me hizo preguntarme por qué un mito es a la vez tan específico, y al mismo tiempo tan universal. En general me gusta trabajar con la mitología porque es un acceso al subconsciente humano, y creo que los rituales y la mitología son parte del «disco duro» de la humanidad; algo que nos caracteriza profundamente. Cuando vine a México, sentí que había una historia increíble y una mitología increíble. 

Específicamente acerca de México, ¿hay alguna cultura, tribu o civilización que encuentres más misteriosa o interesante?

Más que en una mitología específica, me interesé especialmente en la concepción precolombina del tiempo. Cómo es concebida en un modo cíclico, y cómo, además, hay múltiples tiempos, no sólo uno. Era un paralelo de lo que para mí es el baile. Concebimos el tiempo de una manera muy cósmica: definimos el día por el tiempo en el que la Tierra gira sobre sí misma, definimos el año por el tiempo en el que la Tierra gira alrededor del sol.

A pesar de que vivimos en este mundo específico, siempre es acerca de algo mucho más grande que nosotros. Quería crear una pieza acerca de esta perspectiva cósmica. «Omphalos» no es sólo sobre mitología; también es sobre ciencia. Es una pieza sobre la cosmología, la cual puede ser abordada desde una perspectiva científica, y una perspectiva mitológica. En el escenario puedes combinarlas; esta pieza es la creación de un mito que fue inspirado por todo esto. 

Tu trabajo es como la convocación de algo antiguo, la adoración de algo previo al tiempo. Están, por ejemplo, tu coreografía «L’Evocation», y todo lo relacionado con la película «Suspiria», que es cautivador y aterrador al mismo tiempo. ¿Cómo creaste este estilo tan único?

ESPECIAL

Cada pieza es, de nuevo, una cuestión de tiempo. Conecta, intenta crear un vínculo entre el ahora, y algo quizá olvidado. «Omphalos» está, de algún modo, conectado a esta sensación de origen. Estoy fascinado por las razones por las cuales comenzamos a bailar. Usualmente creo que el baile está conectado a algo ya sea folclórico, clásico, incluso académico. Pero siento que hay algo muy misterioso sobre el baile, el deseo de querer bailar. Para mí tiene un origen antiguo y profundamente humano. He podido viajar mucho en mi trabajo y en muchas ocasiones en esos viajes puede observar y estar en ciertos lugares donde el baile tenía una conexión muy antigua con entrar a cierto estado mental. Si vas a Indonesia, es sorprendente ver a las personas bailando para conectar con los dioses, en modos de hacer visible lo invisible, para ser poseído.

Vengo de una cultura que es muy fría. En el cristianismo, la relación con el cuerpo está muy desconectada del espíritu. La religión no incluye al cuerpo, y creo que el baile es una manera de reconectarse con esto: es un acto espiritual. Mi trabajo, para mí, es algo que lidia más acerca de esta búsqueda. Veo el baile como una herramienta de conocimiento, para explorar el subconsciente, el subconsciente colectivo, como un modo de transformar y de reconocer que nuestra naturaleza está en transformación constante: no sólo la condición humana, sino la vida en sí. Me encanta la idea de que el baile es una forma de expresión muy antigua, visceral y primitiva. Siempre intento encontrar una conexión con el hoy, y así traer estos elementos a una forma contemporánea, es por ello que busco trabajar con artistas que me ayuden a reinventar nuevos métodos de expresar movimiento. 

El baile ha acompañado al humano desde el principio del tiempo en cierto manera de magia, de celebración, de súplica. ¿Consideras que el baile en nuestros días está perdiendo o ha perdido ese elemento ancestral?

Creo que la gente sigue bailando. Yo solía bailar al ir a clubs y así entrar en ese estado de fusión, en esa sensación de estar en algo más grande que tú. Seguimos teniendo esa energía. Lo que creo que hemos perdido mucho es la dimensión del ritual. Considero el baile como una forma de ritual contemporáneo, pero creo que la humanidad ha perdido esa clase de conocimiento, definitivamente en el Oeste, y en Europa. Haber viajado a diferentes lugares me permitió ver que eso sigue presente en otras culturas. Siempre he estado interesado en lugares donde los rituales se siguen practicando, y creo que México es uno de esos lugares. Me fascinan los lugares que siguen teniendo conexión con ese aspecto.

Para mí, incluso cuando estaba preparando «Omphalos», visitar estos lugares, estos templos, estos espacios, eran una puerta a otro tiempo. Visitar los cenotes, el templo en Tikal… todo está construido con base en el cosmos, en una manifestación física del tiempo. Creo que los rituales son una manera de reconocer la importancia de los ciclos, de la colectividad, de las diferentes fases de la vida que vas atravesando. Parece que todo esto ha sido reemplazado por otras cosas más consumibles. Tengo un poco de nostalgia por aquellos lugares donde estos elementos siguen vívidos. En «Omphalos», intento reactivar -no reproducir, ni recrear rituales-, sino reactivar ciertas ideas que forman parte de esos rituales. Eso es algo en lo que insisto mucho: nunca intento reproducir un ritual, nunca intento ser muy literal con mis inspiraciones, sino que encuentro interesante reactivar ciertas ideas esenciales de los rituales. Es complicado: me fascinan las manifestaciones locales del subconsciente, pero también cómo eso te permite entrar en lo universal. Es muy contradictorio. 

¿Qué significa para ti el cuerpo en el baile? Porque la forma en que se mueven tus bailarines es como el mar dentro de un cuerpo, una posesión, un ídolo volviéndose físico. ¿Qué es el cuerpo para ti?

ESPECIAL

El cuerpo es un límite. Explorando este límite, puedes crear una infinidad de posibilidades. El cuerpo es una raíz, es la herramienta esencial de la experiencia, y, por lo tanto, es la puerta a una experiencia espiritual. El baile es una herramienta para llevarte a otro lugar; a un lugar de transformación, a un lugar de evolución. El cuerpo es una esponja: carga y absorbe todas las experiencias que vivimos. Es un territorio de emociones. Creo que el cuerpo tiene también un conocimiento que va mucho más allá de nuestra consciencia. Nos conecta con nuestro pasado que ni siquiera es humano, nos conecta con el resto del mundo, con otras entidades no humanas. Tenemos esta memoria; hay lugares en nuestro cuerpo que recuerdan, quizá, cuando vivíamos bajo el mar. He pensado que el cuerpo no sólo es humano; el cuerpo está hecho de más de eso; es sólido y líquido, hecho de cerca de un 80% de agua. En un nivel celular… 50% o 60% de nuestras células ni siquiera son humanas. Es algo muy misterioso.

Creo que el baile es una manera de explorar la funcionalidad del cuerpo de un modo muy distinto al que es usado en la sociedad. Ya sabes, usas el cuerpo para ir al gimnasio, hacer deporte, ir de un lugar a otro, tener sexo, lo que sea. El baile es una manera de explorar la poesía del cuerpo, el misterio del mismo. He hecho este trabajo por 25 años, y sigo impresionado del poder de vocación del cuerpo, qué infinitas son sus impresiones. Creo que tomamos el cuerpo como algo ya dado. Pero cuando pensamos en él, es tan extraño… y más cuando lo vemos desde una perspectiva cósmica. Eso es lo que intento hacer en «Omphalos». El hecho de que la vida misma sea tan extraña, que las posibilidades de la vida necesiten tantas condiciones… es algo para celebrar a pesar de todas las dificultades que tenemos como especie.

ESPECIAL

Si la pieza puede ayudar a la gente a percibir la experiencia de vida de un modo distinto, con base a lo que «Omphalos» pueda darles, si inspiro a la gente a ese nivel, creo que habré logrado crear algo. Espero que mucha gente vaya y disfrute del baile. Fue muy complicado hacer «Omphalos», fue una pieza muy difícil de hacer, y espero que pueda crecer. 

«Omphalos», de Damien Jalet se presentará en la sala Plácido Domingo del Conjunto Santander de Artes Escénicas, el 27 y 28 de octubre en la ciudad de Guadalajara. Puedes conseguir las entradas dando click a este enlace. 

FS

Temas

Lee También

[ad_2]

Source link

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí